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domingo, 10 de agosto de 2025

"Paz en la guerra", la gran novela histórica de Miguel de Unamuno. Artículo de Fulgencio Martínez. Cuaderno de vacaciones verano 2025 / Artículos

 


PAZ EN LA GUERRA, LA GRAN NOVELA HISTÓRICA DE MIGUEL DE UNAMUNO 

 

 

Entre julio y agosto he leído con atención dos obras del bilbaíno Miguel de Unamuno: Diario íntimo y Paz en la guerra, su primera novela. Voy a comentar en este artículo mis impresiones de esta segunda obra. A la cual me acerqué imbuido de cierto esquema previo acerca del carácter esencialmente dramático de las novelas (o nivolas, como el propio autor las llamara) que publicó don Miguel a partir de Amor y Pedagogía.

    Relativamente breves, esa narrativa está dedicada al análisis cuasi médico de una dolencia espiritual. Niebla,  Abel Sánchez, La tía Tula, San Manuel bueno, mártir, indagan, como la otra novela citada que inicia ese ciclo (Amor y  pedagogía), en un elemento conflictivo esencial de la persona, tan importante que constituye el núcleo que da sentido a los respectivos protagonistas. El novelista Unamuno se transforma, a la manera de Sigmund Freud, en médico de almas, a través del desentrañamiento de los resortes psíquicos y carencias emocionales que mueven el fondo de sus criaturas novelescas. La transposición de lo ficticio o literario a la vida real y moral la debe hacer el lector, cada lector. 

    Don Miguel acierta a inaugurar un frente de la literatura del siglo XX, pero lo más importante, y que puede comprobar el lector: su forma de hacer novelas "de laboratorio" no ha envejecido sino al contrario está más viva que nunca hoy en día, donde falta fe, por lo general, en una verdad (todo se ha vuelto discurso de poder, formas vacías de propaganda, incluso aquellos discursos que tratan de la salud, el alma o la existencia, convertidos en prédicas sandias. Hablamos, claro es, desde nuestra convicción personal y, por analogía, desde la de las personas con libertad de mente o espíritu, no despojos de partido ni esclavos de una religión que someta a la persona, por más que la esclavitud haya vuelto a admitirse en el seno de las sociedades democráticas con el falso nombre de derecho a la libertad religiosa).

    En ese ciclo novelístico tan excepcional, Unamuno presenta un contexto extrapolítico, y en cierto cierto, incluso ahistórico; el conflicto básico excluye hasta la descripción del paisaje, y otros elementos que distraigan la atención. Es como si Unamuno ya hubiera pasado un muro, y a partir de él se centrara sólo en la condición humana desprendida de cualquier otra consideración exterior o extrínseca a la misma. 

    Pero esta perspectiva podría parecer un poco prefabricada, de laboratorio, como antes dijimos, siguiendo cierta fórmula. Y no, no es así. Las novelas experimentales de Unamuno, experimentales tanto en lo formal como en su contenido, hay que entenderlas como piezas construidas desde un planteamiento radical de renovación literaria, pero solo es entendible tal planteamiento (y por ende las propias realizaciones) desde la primera novela de Unamuno, Paz en guerra. (También desde el Diario íntimo, que a su modo es una novela autobiográfica, espiritual, que participa de una materia personal, el propio autor de la obra y sus dudas existenciales, y de una consideración de nivola, de análisis en tercer grado de perspectiva, situándose desde fuera del propio don Miguel, lo cual dota al Diario de la índole de síntoma y del valor potencial de transposición de su análisis a los problemas espirituales de cualquier lector de cualquier época).  

 

Centrándonos en Paz en la guerra: la filosofía que anima el fondo de esta novela histórica que transcurre básicamente en la tercera guerra carlista y en Bilbao (la ciudad natal del escritor) y sus alrededores, se revela en el párrafo que cierra la obra:

 No fuera de ésta, sin dentro de ella, en su seno mismo, hay que buscar la paz; paz en la guerra misma.

 

    La tesis de Unamuno es compleja y es fácil que en nuestra época se manipule en la alternativa de un pensamiento simplón. Lejos, obviamente, del pacifismo tanto como del belicismo, la postura de Unamuno se asimila más a una concepción griega, homérica y heraclítea. Aboga por la "paz en la guerra misma", pero mantiene la guerra como el horizonte y el sonsonete de fondo de la vida. Algunos verían aquí la primera formulación de su gran ensayo El sentimiento trágico de la vida.

    En suma, hemos de volver a esta primera novela de Unamuno, en apariencia tan distinta a su supuestamente auténtico ciclo novelesco, para poder entender las nivolas y a los personajes de las mismas.  Los cuales tienen el carácter de héroes que sueñan y buscan ansiosamente algo que les haga soportable el peso de no hallar paz en la guerra de su alma. 

    La misma lucha por encontrar paz en la guerra se da en los individuos y en los pueblos. Cualquier historia es siempre la Historia. Aquí, las guerras carlistas, la absurda e inacabada guerra de las múltiples Españas es una historia que puede ilustrar el carácter de esa insatisfacción o descontento, como le llama también Unamuno, que está en la base finalmente de la guerra. Descontento por buscar paz en la guerra, pese a todas las evidencias en contra, frente a la propia lógica de las cosas.

    Casi todos nosotros, no sé qué piensas tú, nos conformaríamos con un ratico de paz tendidos en una buena sombra, o si conseguimos parar unos segundos la mente desabrida y loca, mirando el atardecer rosáceo y violeta por el que cada día se repite la muerte del sol. Y que podamos verlo también mañana. ¿El alma, qué es eso? ¿La vida interior, los conflictos de la persona como nudo de la existencia de la misma, dónde quedan hoy en día?

    Leer a don Miguel de Unamuno es una aventura que sin embargo aún está a nuestro alcance, a mano de nuestra imaginación.

    En este estío y de cara al otoño me he prometido leer la novelística completa de Unamuno, no solo sus novelas sino también sus excelentes cuentos. El bilbaíno es maestro en todos los géneros de la narrativa (novela corta, novela, cuento), y qué decir de su ensayo, su diarística, su poesía, su teatro, sus libros de viajes (por los que siento especial predilección), sus artículos de prensa. En fin... Si hubiera que dar un Premio Nobel Honorífico quién dudaría que lo merece don Miguel, quizá el más completo escritor y poeta en lengua española del siglo XX.

 

 

FULGENCIO MARTÍNEZ

 

Domingo, 10 de agosto 2025 

jueves, 7 de agosto de 2025

TERRALIDAD, poemas de verano 2025 Fulgencio Martínez /EL HURÓN Y LA GALERÍA

 



TERRALIDAD, poemas de verano 2025

Fulgencio Martínez

 

                                                                         

Digo lo que he visto…

                                                  León Felipe

 

Digo que lo que he visto:

          obsesas figuras de cera, cantantes de sal,

          esqueletos sin canto, hombres como palimpsestos

          en duermevela o insomnes sobre un ring de boxeo;

                   

          anuncios martilleantes, impuras melodías,

          fantasmales pulsaciones de un sinfín de solitarios

          que apuestan en la mesa del becerro de oro

          y siguen ante la ventanilla cerrada otro día más.

 

          Diré lo que sufrimos: oscuros ministros

          robando el corazón y las vísceras a todos,

serpientes que hipnotizan con palabras

          sin entrañas, ¡y hay tanto cómplice callado!

 

 

 

 

           COMPAÑERA DE LA NOCHE

 

                                              

                                               Y tú, mi compañera.

                                                    A. Machado

 

 

Al que permanece en soledad

las noches roban los primeros albores

los días son el campo de la ausencia

del ser querido, añorado por tanto espejo,

que el cuerpo robado por las sombras

inesperadamente reaparece

Pero ni los espejos devuelven más de un latido.

La amada es un cadáver, un inacabado poema

que duerme ya entre el ruido de triviales coloquios.

 

 

 

           

 

          MADRE

 

Madre,

ocupas el centro de mis recuerdos

cuando miro el acerico, la rosa,

          tu silla donde cada tarde te sentabas a coser.

 

No hay miedo de que el mar los trague.

 

 

                                                           3-7-2025

 

 

 

 

 

LATIDO NUESTRO

 

 

Sobre el aire lento de las plazas

acuchillan a las palomas sin espacio

para batir en el corazón. Llegan tiempos

en los que no quieres vivir y buscas

ampararte en la sombra, como Sócrates,

bajo una estatua en el umbral de un gimnasio.

 

Miras las lisas hojas, los lirios, las sábanas

donde dormisteis tú y tus amadas

alas de antaño, y necesitas

urgentemente vomitar,

o saltar al vacío

o hacerte una solitaria desopilación

para acabar riendo de ti mismo y de todo.

 

El asombro no es una fruta ácida,

que no ha llegado a sazón;

es el ritmo, el latido de mi cerebro.

                                      

La poesía es una lengua muda.

No muerta, pero sí muda,

todavía y siempre, apuntando

a la verdad.

 

 


  

EL POEMA HIJO DE LA ALEGRÍA

 

                    1

 

La alegría es un labio imán

que escasamente luce enfrente.

Sean bienvenidos

por tanto

los atisbos,

las pequeñas y veloces grietas,

las firmes promesas vacuas

y las caricias de algodón sobre la herida.

Pero, sobre todo, sepan

los labios dispuestos a besar

que nunca estamos lejos de ellos

ni hartos, ni intransitivos

(aunque no les roguemos su abordaje).

Vive entre nosotros

un jardín que el otoño ha devastado,

mas se abre a la noticia de la primavera

desde un recuerdo sediento todavía…

 

 

          2

 

La terralidad es suficiente motus

para encender los besos.

 

Al alba, vi el poema como un hijo

que no acaba de vivir. Pacientemente

le animé, le pedí que tomara cuerpo,

y hasta le di mi soplo, una forma.

 

Sin embargo, algo aún le faltaba

para que el decir fuera de verdad:

querer vivir, desangrarse y rehacerse

en la dudosa luz de la palabra.

 

 

                                                 Martes 8 de Julio 2025

           FULGENCIO MARTÍNEZ